Los artistas nos siguen explicando en palabras e imágenes cómo vivieron la experiencia de la residencia. Hoy os compartimos la mirada de María Esteve:
Estos trece días en Alcaraz han sido un viaje profundo y transformador, una inmersión en la naturaleza y en mí misma. He desafiado mis propios límites, permitiendo que mi cuerpo se fundiera con el entorno. La naturaleza no solo fue observada, sino también tocada, sentida, olida. Con mis manos en contacto directo con la tierra, intenté comprenderla, mientras mis pies descalzos trazaban su huella. Al tumbarme en el suelo, pude escuchar los pequeños sonidos del viento y los ecos sutiles del paisaje, ampliando mi percepción más allá de lo visible.
Este lugar me ofreció la oportunidad de detenerme y contemplar, de abrirme a nuevos horizontes y explorar nuevas formas de conexión tanto con la naturaleza como con las personas que me acompañaban. Los constantes estímulos y el compartir con quienes ahora son amigos enriquecieron la experiencia.
El paisaje se convirtió en un espejo de mi mundo interior, un reflejo en el que me reencontré. Fue una experiencia como excavar túneles hacia mi infancia, rescatando recuerdos y sensaciones olvidadas.
Alcaraz guarda bajo su superficie capas de historia, y en mi conexión con este lugar, surgieron nuevas formas de entender mi práctica artística, diluyendo las fronteras entre disciplinas.
Alumbra ha dejado una bonita huella en mi investigación artística.
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