Dado el carácter territorial de la convocatoria, en vez de usar mis logros profesionales y educativos para trazar un relato de mi vida, he escogido cuatro maneras en las que me he vinculado a la tierra como faros que vayan guiando esta breve biografía.
Nací en Cuenca en noviembre de 1999.
En mi infancia, siento la tierra que me rodeaba como un misterioso abismo que no quería explorar, directamente relacionado con los campamentos de verano de la JCCM a los que mis padres cariñosamente me apuntaban para conocer niños y conectar con la naturaleza pero que sin embargo resultaban días rodeada de pinos demasiado altos y un calor seco que me hacía sentir muchas ganas de volver al hogar.
En la adolescencia y de vuelta en la ciudad, el territorio lo definía la idiosincrasia tan intensa y particular que caracteriza esos años. Lejos de tacharlo de egocéntrico, me en- ternece lo compleja que resultaba la realidad que ocurría en un universo tan reducido.
Los años siguientes los pasé en Madrid estudiando Diseño en la Universidad Com- plutense de Madrid por lo que de golpe ese universo se expandió y seducida por una cantidad infinita de cultura, personas y posibilidades, comencé a reconocerme en un contexto más global. Unos meses trabajando en el sur de Sicilia como asistente en la dirección creativa de una startup comenzaron a sembrar en mí dudas sobre la manera en la que me estaba relacionando con mis raíces.
Esas dudas me llevan al presente en el que tras dos años formándome en la cerámica, encuentro en esta disciplina la promesa de reconocerme y formar parte del territorio. No del pasado, ni del recuerdo. Del presente, de lo vivo, de hacer paisaje.
Julia Alfaro
¿Qué esperas del programa Alumbra Rural?
Espero que Alumbra actúe como un catalizador, ofreciendo un marco de estimulación, creación y difusión de mi obra en simbiosis con el medio rural de Castilla- La Mancha y con el resto de los residentes.